miércoles, 17 de junio de 2009

Los Candidatos de el ACS (ACUERDO CIVICO SOCIAL) 2


















Prat Gay

Era mediados de la década del ’90. La Argentina todavía disfrutaba de las mieles de la convertibilidad, a pesar de que para sostenerla se habían privatizado varias empresas públicas y la deuda externa crecía meteóricamente.
La pobreza y el desempleo comenzaban a sentirse en las calles. Un grupo de bancos extranjeros, liderados por el poderoso JP Morgan, realizó una de tantas operaciones financieras que se hacían en aquellos años.
Las entidades le aseguraron a la Argentina 7.500 millones de dólares en caso de que el país se quedara sin la cantidad suficiente de esa moneda para sostener la convertibilidad.
A cambio de este seguro, la Argentina tenía que pagar una cuota de 200 millones de dólares por año.
El hombre que encabezó la representación de los bancos extranjeros para la operación fue un joven argentino, que vivía entre Londres, Nueva York y Buenos Aires desde 1992. Su nombre era (y es) Alfonso Prat Gay.

Pocos años después, la convertibilidad explotó en medio de una crisis económica, política y social, sin precedentes.
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Crisis del 2001

Los bancos que habían comprometido el apoyo no cumplieron, a pesar de que habían cobrado la cuota del seguro año tras año. En ese momento, Prat Gay ya no estaba en Londres.
Se había transformado en el presidente del Banco Central argentino. “Desde esa entidad se encargó de tapar el incumplimiento que los bancos tuvieron con la Argentina. Porque él había sido el encargado de la operación”, remató el diputado Claudio Lozano, que le contó este hecho histórico a Miradas al Sur.

La excusa que pusieron los bancos en aquel momento fue que los bonos, que se había acordado que la Argentina iba a emitir para que las entidades desembolsaran los 7.500 millones de dólares, se habían usado meses antes en el famoso megacanje.
Y aquí hay otra operación financiera que es bueno recordar para conocer de dónde viene Prat Gay. El megacanje se hizo en el año 2001. El país intercambió deuda por 27 mil millones de dólares y se pagaron más de 150 millones en comisiones. El banco que lideró la operación fue, una vez más, el JP Morgan. Alfonso Prat Gay aún trabajaba allí.

Meses después de la operación, el joven economista hizo el primer intento por entrar al Banco Central. El hombre que lo propuso para ser parte del directorio fue (y es) otro argentino famoso en el mundillo de la especulación financiera a escala global, amigo personal del estafador David Muldorf y autor intelectual del megacanje: Domingo Cavallo.
Domingo Cavallo

Domingo Cavallo

Él presentó en el Senado Nacional el pliego para que Prat Gay ingresara al directorio del banco. “Allí estaba el objetivo de tapar lo que se había hecho con el megacanje. Prat Gay era importante por el protagonismo que tuvo en esa operación el JP Morgan”, dijo Lozano.
Pero la oficina anticorrupción del Senado rechazó el pliego. El motivo fue la vinculación de Prat Gay con el Morgan. El banco estaba sospechado de participar en las operaciones de fuga de capitales y lavado de dinero que se estaban investigando en el Senado.
Hoy, la causa sigue adelante y el Morgan en el ojo de la tormenta.

Paradojas de la historia: a mediados de septiembre del 2001, la actual jefa política de Prat Gay, Elisa Carrió, lideró la primera presentación de esa investigación. En uno de lo salones del Congreso Nacional, vestida con un pulóver gastado y la cruz en medio del pecho, Carrió dijo cosas como ésta: “A través de bancos máscaras, cuentas negras y compañías financieras off shore, vinculadas a otros bancos, cuyos titulares viven en la Argentina, ese dinero se lavó en cuentas de bancos de los Estados Unidos”. Y concluyó: “Se trata de dinero sucio, proveniente de actividades ilícitas, básicamente”. Según declaraciones hechas a la prensa por Graciela Ocaña, quien trabajó con Carrió en aquella investigación, Prat Gay figuraba en la lista de los presuntos evasores. Estaba en el número 67 de un total de 1.000 personas. Se supone que saltó el corralito financiero por una suma de 780 mil dólares.

Hace pocos días, en la presentación de los candidatos del Acuerdo Cívico y Social, Carrió, con un vestido nuevo, maquillada y sin la cruz, dijo sobre el ex JP Morgan: “Alfonso puede liderar un grupo de gente seria. Tuvo consistencia y mesura cuando le tocó conducir el Central”.

Prat Gay llegó a la entidad finalmente. Fue un año después de su primer rechazo. En ese momento, Eduardo Duhalde llevaba 10 meses como jefe de Estado y por el banco habían pasado varios presidentes. Prat Gay apareció como una figura con la que Duhalde podía enviar una señal al sistema financiero internacional, que tenía una gran desconfianza del entonces presidente por su origen peronista. El 10 de diciembre del 2002, Prat Gay subió los 20 escalones de la puerta de entrada del edificio del Banco Central, luego en el ascensor hasta la oficina del presidente y se sentó en el cómodo sillón de cuero. Ese mismo día, la Argentina recibió propuestas de siete grupos financieros para renegociar más de 50 mil millones de dólares de deuda que estaban en default con los acreedores externos. Había llegado un hombre de confianza.

Luego vendría la maniobra contada por Lozano. Y el manejo de las compensaciones a los bancos por la devaluación que fue de miles de millones de dólares.

Los años en el Morgan. Para entender la pertenencia de un hombre a un sistema de intereses y de valores hay que conocer ese mundo en el que se formó. En el caso de Prat Gay también se trata del lugar en el que amasó su fortuna. En el momento que llega al JP Morgan –mediados de los ’90– el sistema financiero transnacional profundizaba el proceso de flexibilización que había comenzado a principios de los ’70. “El Morgan fue pionero en ese sistema que llevó la especulación a su máxima expresión”, dijo a este diario un economista que pidió reserva de identidad. El mecanismo era así: en marzo se compra el dólar, el euro, u otra moneda, especulando con lo que va a costar en mayo. Y se la vende antes a las personas que invierten especulando con lo que valdrá en julio, y así, sucesivamente. Prat Gay hacía esta tarea en su función de Director de Estrategias de Tipos de Cambio del Morgan. Llegó a ese puesto a los 33 años. Durante el tiempo que trabajó en el poderoso banco amasó su fortuna. El modo fue el habitual entre los operadores globales del sistema financiero. “Se cobra un sueldo fijo. Pero gran parte de las ganancias son las comisiones que reciben por las operaciones especulativas exitosas. Esto es algo que las entidades financieras usan como estímulo”, subrayó a Miradas al Sur Alejandro Vanoli, economista del Plan Fénix. En su última declaración jurada, conocida públicamente, Prat Gay aduce tener unos 10 millones de dólares en bienes. 6.5 millones están depositados en cuentas corrientes en el exterior. Se suman dos departamentos y depósitos en otras monedas.

Por último, antes de volver a la política de la mano de Carrió, se fue del Banco Central por diferencias con Lavagna, que en ese momento era ministro de Economía.
Los conflictos radicaban en el modo de encarar la renegociación de la deuda externa. La fecha de su partida es sugestiva: cuatro meses antes de que la Argentina comenzara el proceso de quita a los acreedores externos más importante de su historia.

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